sábado, 16 de mayo de 2020

Respiración de los tres Tan Tien







La palabra Tan Tien, Dantian o Dan Tien puede traducirse como "campo de elixir", "mar de Qi", y puede definirse simplemente como "centros de energía" que forman parte de la estructura del cuerpo energético humano. Son puntos de referencia importantes en la práctica del Tai Chi, Chikung, en las prácticas sexuales taoístas, en el Reiki, así como en los artes marciales y en le medicina tradicional china.

El concepto taoista de Tan Tien como centro de energía es similar al concepto hindú de los chakras. La mayor diferencia entre ambos conceptos podría ser que los Tantien están más orientados al almacenamiento energético, mientras que los chakras no tiene tanto la función de almacenamiento, sino que están vistos como vórtices energéticos que actúan como puertos de intercambio de energía entre el cuerpo energético de las personas y el exterior.

Los Tres Tan Tien

Diversas escuelas de pensamiento categorizan los Tan Tien de distintas formas, pero existe un cierto consenso en la definición y ubicación de los tres Tan Tien principales.

Tan Tien inferior (下丹田, Xià Dāntián): Se sitúa debajo del ombligo (a unos tres dedos por debajo del ombligo y a unos dos dedos de profundidad). Es considerado el centro más importante. Se relaciona con la transformación y acumulación de la energía. La energía que viaja a través de todo el cuerpo tiene su origen aquí.

Tan Tien Medio (中丹田, Zhōng Dāntián): Se encuentra el nivel del corazón, también se le llama el palacio carmesí. Está relacionado con el plexo solar-cardiaco y está conectado al plano emocional.

Tan Tien Superior (上丹田, Shàng Dāntián): Se ubica en la frente, entre las cejas, y está asociado a la glándula pineal. Se relaciona con la transmutación de la energía mental y la clarividencia. Se asocia con el cielo, el cerebro, y la consciencia.

La importancia del Tan Tien inferior

Cuando se emplea el término Tan Tien por sí mismo (sin especificar nada más), normalmente se refiere al Tan Tien inferior. Este centro energético puede asimilarse a la palabra japonesa Hara, que significa vientre. En las tradiciones chinas, coreanas y japonesas, es considerado el centro físico de gravedad del cuerpo humano y el lugar donde se asienta la propia energía interna Qi.

El Hara / Tan Tien es el centro de gravedad del cuerpo, el punto donde se concentra la máxima fuerza de atracción hacia la tierra. Por esta razón tiene tanta importancia en las artes marciales. El estar consciente de este punto permite adaptar tu postura para permanecer estable y no caer. También se utiliza para aplicar la máxima intensidad a cada movimiento sin perder el equilibrio y haciendo el mínimo esfuerzo.

Se puede encontrar una similitud con los chakras, y aunque el concepto es muy similar, varían en el número de los puntos existentes (En la mayoría de las versiones se consideran siete chakras principales). El Tan Tien inferior corresponde con el concepto hindú del chakra Swadhisthana, también conocido como chakra sacro o segundo chakra. En la filosofía hindú se considera que dicho chakra es el asiento del prana, y desde él se irradia hacia el resto del cuerpo.

La energía que se genera en el Tan Tien / Hara, se usa no solo para ayudar al cuerpo en su funcionamiento cotidiano, sino también para mejorar su capacidades y aumentar la resistencia contra las enfermedades, los cambios de temperatura, aumenta la fuerza, la calma, y la claridad mental y emocional.

Hoy en día se sabe que el sistema nervioso tiene un Segundo cerebro en el intestino, que está directamente relacionado con el control de las emociones y del sistema inmune.




Técnica de respiración de los tres Tan Tien

A continuación voy a compartir una técnica indicada para la activación y el equilibrado de los tres Tan Tien principales que se han descrito anteriormente. Existe una técnica muy similar dentro del Reiki Occidental que se utiliza para equilibrar los siete chakras principales que será presentada en un próximo artículo. De momento, vamos a por los Tan Tien!

Esta técnica puede realizarse a cualquier hora del día. Lo único que se requiere es que nos apartemos a un sitio tranquilo donde no vayamos a ser interrumpidos durante unos minutos. También se puede  aprovechar para hacerla  antes o después de nuestro auto tratamiento diario de Reiki.

Siéntate como tengas costumbre hacerlo cuando haces tu tratamiento Reiki cuando meditas,  bien sea en la posición de Loto, semi Loto, Seiza o sobre una silla. Hay que procurar mantener la espalda recta, sin apoyarse en el respaldo de la silla (si estamos sentados en ella).

Baja las revoluciones de la mente. Una buena opción es llevar las manos a la posición de Gassho, a la altura del corazón, para centrarnos, y permanecemos en esa posición durante unos instantes. (Para hacer la posición Gassho, junta tus manos con las palmas tocándose, como si fueras a rezar, y llévalas  a la altura del corazón).

1.   1.     Lleva tus manos al Hara (Tan Tien inferior). Opción 1: Coloca una mano sobre la otra, o bien Opción 2: coloca una mano a cada lado, de forma que las puntas de los dedos se toquen sobre el punto energético. Respira suavemente y llena el Tan Tien / Hara de energía,

2.    2.     Exhala por el corazón (Tan Tien Medio), sin mover las manos de sitio.

3.    3.     Lleva tus Manos al corazón (Tan Tien inferior). Opción 1: Coloca una mano sobre la otra, o bien Opción 2: coloca una mano a cada lado, de forma que las puntas de los dedos se toquen sobre el punto energético. Respira inspirando desde el corazón.

4.    4.     Exhala por la frente (Tan Tien Superior), sin mover las manos de sitio.

5.      Lleva tus Manos a la frente (Tan Tien Medio). Opción 1: Coloca una mano sobre la otra, o bien Opción 2: coloca una mano a cada lado, de forma que las puntas de los dedos se toquen sobre el punto energético. Respira inspirando por la frente.

6.    6.    Exhala por el corazón (Tan Tien Medio), sin mover las manos de sitio.

7.    7.    Lleva tus Manos al corazón (Tan Tien Medio). Opción 1: Coloca una mano sobre la otra, o bien Opción 2: coloca una mano a cada lado, de forma que las puntas de los dedos se toquen sobre el punto energético. Respira inspirando por el corazón.

8.    8.    Exhala por el Hara (Tan Tien Inferior), sin mover las manos de sitio.

9.    9.    Repite la secuencia completa tres veces. O sea, vuelve a comenzar llevando las manos al Hara o Tan Tien Inferior. (Punto 1)

Para terminar ponte en Gassho y agradece(Para hacer la posición Gassho, junta tus manos con las palmas tocándose, como si fueras a rezar, y llévalas  a la altura del corazón).







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viernes, 1 de mayo de 2020

la evolucion como desapego







Hoy os comparto un artículo de nuestro amigo y Maestro de Reiki, Marc Carmona. 

LA EVOLUCIÓN COMO DESAPEGO

“La realidad de nuestra vida es, por defecto histórico, interpretada como un poco al revés, y no es casualidad, forma parte de nuestro momento evolutivo”.

Esta reflexión es sostenida en el origen mismo del cómo miramos y qué sitúa todos nuestros esfuerzos en el marco de un movimiento aparentemente repetitivo, que sin duda es fruto del abandono de lo esencial en nosotros. La vida, más allá de ser vista como un hecho circunstancial y elocuente, se traduce a diario como un fenómeno objetivo al que añadimos todo tipo de explicaciones, a fin de conocernos y justificarnos para ocultar nuestras debilidades.

Esta naturaleza humana se manifiesta especialmente en la expresión de nuestra inseguridad cotidiana, que como eje fundamental del conocimiento, y como si de una condición de nuestra existencia se tratase, busca cobijo en la realidad con el fin de identificarnos con la vida. Este proceso, aunque en el fondo de nuestro ser sepamos que nada permanece, tiene como elemento fundamental la forma en cómo se manifiestan nuestros apegos, pues a pesar de que son un fenómeno engañoso y delimitante para el alma, responden a la madurez de nuestra conducta hacia la autoconsciencia.

Es llamativo que una pregunta tan personal como “a qué se está apegado” sea tan difícil de responder por uno mismo, sobre todo porque por lo general no somos conscientes de los enquistamientos que poseemos. Fijémonos que el estado emocional que manifestamos hacia las cosas que se proyectan en nosotros con cierto grado de plenitud y satisfacción, como por ejemplo una relación con alguien, nuestro desarrollo personal, las amistades y compañeros que tenemos, es decir, todas las cosas que giran en torno a nosotros, tienen lugar en un espacio de calma y aparente imperturbabilidad en nuestro interior, como si lo que viviésemos y sentimos fuera objetivamente inalterable, o dicho de otro modo “normal”. 

Por el contrario, si nuestras emociones se ven perturbadas por cualquier hecho que tiene como consecuencia la pérdida o la falta de algo, no solemos observar ese hecho por lo general como un suceso puntual y objetivo, ajeno a nuestra integridad, sino que lo vivimos en nuestro interior con toda una suerte de fantasías y preocupaciones, como si de nosotros mismos se tratara.

El apego, tal y como se vive en general, es entendido como enganche, es decir, como un falso grado de seguridad sobre nosotros que se muestra con muchas caras. No cabe duda que los grandes problemas que padecemos, particulares y sociales, tienen que ver con esta cuestión, sino fijémonos en las razones culturales que seguimos heredando y que sin vacilar aceptamos de manera ya inconsciente como si fueran “normales”. 

Por ejemplo, si observamos la asociación cultural que se establece entre la edad y el tiempo, donde envejecer tiene como condición sine qua non una vida cada vez más estable, más rica y más feliz, lo que alimentamos es un conjunto de alegorías sobre un modelo de pensamiento social, propio de nuestra época industrial, que nos lleva en muchos casos a pensar la vida a través de caminos mentales toscos e inútiles, provocando frustración.

En consecuencia, este efecto se traduce traumáticamente en malos entendidos sobre nuestros sentimientos, nuestras relaciones y en definitiva de nuestra vida y convivencia. Entiéndase que bajo cualquier circunstancia el apego responde más a una emoción de alerta que no a una perdida, pues ésta es sólo una impresión de algo que se está separando materialmente de nosotros, aunque su representación sea lógicamente emocional. Dicho de otro modo, es la aparición de un sentimiento que nos ofrece la posibilidad de algo nuevo. Si vemos el apego desde esta perspectiva, éste es en el fondo, a diferencia de la aceptación general, una gran herramienta de construcción material, mental y espiritual, es decir, de evolución personal.

Si observamos nuestra propia evolución, ésta empieza y acaba en una relación con las cosas y las personas que encontramos a diario. Todo lo que ha sido incorporado en nosotros es por tanto la experiencia de aquello que desconocemos, o en otras palabras, de aquello que carecemos o que aún no hemos aprendido. De este modo, lo que creemos que es natural en nosotros (ideas, hábitos, cultura, gustos, etc.) es necesariamente circunstancial, finito y por lo tanto corruptible en el tiempo. No importa cuánto tiempo permanezcan a nuestro lado las personas y las cosas, se trata de una relación que sólo tiene sentido en un espacio de intercambio mutuo, que se establece durante un periodo de tiempo con el fin de obtener consciente o inconscientemente un crecimiento personal, a partir de la convivencia y para nuestra vida.

Tradiciones como el budismo lo dejan muy claro, sólo en el camino hacia el vacío nos podemos encontrar. Todos y todas hemos aceptado que la pérdida de un ser querido duela, o que una circunstancia radical pueda cambiarnos la vida hasta el punto de dejar de vivirla tal y como lo hacíamos, que la perdida material de lo que nos acompaña pueda entristecernos e incluso que nos podamos desanimar si acaso dejamos de ver a personas queridas, y esto es lógico, somos seres sentimentales y el dolor forma parte de la vida. 

Lo que resulta contraproducente para nuestra integridad es que bajo una circunstancia de desapego olvidemos nuestro ser y dejemos de observar nuestros logros, aquello que nos ha sido dado hasta ahora, que seguimos existiendo. En otras palabras, cualquier trance por grave que sea, al menos así lo dicta el universo, es necesario para nuestra evolución personal a fin de tomar consciencia de nuestra persona, lo único que realmente poseemos y permanece en nosotros!

Es en el momento en el que aparece ese sentimiento de desgarro, de abandono, donde la experiencia de aceptar lo que nos ha sido dado transforma el tiempo en un espacio traumático. Un proceso de nuestro crecimiento particular que muestra siempre, en el momento adecuado, nuestros límites. Así, llegado el momento de experimentar algún desapego, entiéndase éste como el sentimiento que nos permite conocer la expresión de nuevos estadios de nuestra consciencia sobre la vida a través de la pérdida. Lo que nos sitúa en un lugar donde el sentido y la oportunidad tienen su razón de ser, algo que desde el aferramiento material o emocional no sucede, más enquista.

Un desapego bien entendido no es más que una oportunidad para la madurez, un momento de cambio, y con ello el abandono de una parte de nuestro ser que deja espacio a otra cosa. Un hecho que es acompañado, como bien sabemos, de un sentimiento muy revelador, el sufrimiento, el cual dispone de la virtud de proporcionar al alma un grado de enseñanza equivalente a la pérdida que lo precede. Considerando que la consciencia del sufrimiento va ligada al valor personal que le damos a uno u otro apego, tiene sentido pensar que un desamor, por ejemplo, pueda lastimar sin escrúpulos sino se mira como una gran oportunidad.

La vida pues es una pérdida constante de cosas que tiene como fin el desapego absoluto, la Muerte. Con gran compasión algunos miramos a aquellos que asustados creen que perder es perder, de ahí la metáfora de la mirada expresada al comienzo. Nuestra escuela, la Vida, es un lugar donde sufrir momentáneamente es tomar con gran consideración el regalo que se nos da para seguir adelante, aunque eso sí sólo desde el reconocimiento de nuestros propios límites. Esto nos permite tomar consciencia del valor de pasar por esa experiencia, ya que el objetivo del desapego es obtener nuevas herramientas y atributos para nuestra Alma. De ahí que el apego sea un sentimiento que no pasa desapercibido nada y nos obliga a mirarnos frente a frente a solas, con necesaria devoción y respeto, ya que de otro modo no observaremos los propios límites que representa.

Véase el apego por tanto como un gran aliado del presente, nada más. Pues sólo situándonos en el valor que cada cosa, circunstancia o persona, se expresa en nosotros una experiencia pasajera, esto es, un ejercicio de necesaria comprensión sobre la pérdida que sentimos para poder seguir el camino. Mientras que al contrario, si interpretamos el desapego como un sentimiento propio, nos convertimos en nuestro propio enemigo, ya que el sentimiento vivido es traducido como si nos perteneciera, y en ese caso puede ser nuestro mayor encierro, situándonos en una experiencia fantasmal que navegaba entre el pasado y un futuro imaginario. En otras palabras, dejamos de ser para convertirnos, mientras dura la ceguera, en apatía e infelicidad. Una de nuestras grandes lacras sociales.

Por supuesto, nadie está exento de una mochila de recuerdos y experiencias, de ilusiones y objetivos, y responder a cada uno de esos elementos es sin duda el trabajo particular de cada uno de nosotros. El desapego diario parte de la oportunidad que nos es dada para observar el gran valor que eso tiene, pues es el gran ejercicio de la consciencia y la gran experiencia del Alma. Agradezcamos pues esta naturaleza, pues somos el resultado de nuestra experiencia y el futuro sólo depende del pasado que somos ahora. La realidad de nuestro día a día no entiende de tiempo y el apego es sólo parte del juego de la vida, no algo que nos pertenezca.

Marc Carmona. Maestro de Reiki






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